Hijas del Ángel: Iratze
Era pasada la medianoche, y Londres estaba más callada
que nunca; el sonido de carruajes nunca se detenía por completo, ni siquiera
los gritos y llamadas de la población en la ciudad, ni siquiera la charla
animada de los rapiñadores del Thames, recogiendo los retritus del río que
expulsa objetos de valor. Will Herondale y James Carstairs estaban sentados al
borde del terraplén Victoria, sus piernas colgando en el lado; el agua se
arremolinaba con calma bajo ellos, cobalto oscuro que se deslizó bajo el puente
Waterloo.
Will bostezó y estiró los brazos hacia atrás. Una
espada corta, desenvainada brillaba en su espalda. "Sabes, James, he
empezado a creer que el demonio Leviathan no existe. O sí lo hace, está a largo
nado en el mar ahora mismo."
"Bueno, no sería la primera vez que nos sentamos
toda la noche para nada, o al menos, me lo apostaría," dijo Jem
agradablemente. La cabeza de dragón de su bastón se equilibró sobre sus
hombros, sus brazos extendidos sobre ambos extremos. Su reluciente pelo brilló
cuando la luna salía y se escondía detrás de las nubes. "¿Sigues
trabajando en esa investigación? ¿Las chicas muertas en el East End?"
"Me ha llevado a algunos sitios
interesantes," dijo Will. "Gané sesenta libras a Ragnor Fell en el
faro la otra noche. Cuando te unas a mí de nuevo -"
"No me gustan mucho esos clubs. Desplumando
mundanos, metiéndolos en juegos que posiblemente no puedan ganar, burlando y
drogando incluso a subterráneos - todo eso me deja un mal sabor de boca. Y
sabes qué diría Charlotte si te cogiese apostando."
"Charlotte se preocupa demasiado. Ella no es
-" Will se calló, y miró arriba hacia las estrellas, o al menos a lo que
podía verse de ellas entre el humo y las nubes. Iluminaron sus ojos y Jem pudo
ver su azul incluso en la oscuridad, mejorado solamente por las características
lamparas delfín del terraplén.
Mi madre, Jem sabía
que había estado apunto de decir. Era la manera de Will, de aislarse a sí mismo
cuidadosamente antes que de revelara demasiado.
"Me dijiste que tu padre solía apostar,"
dijo con deliberada casualidad, tocando con los dedos la cabeza de su bastón.
Por un momento Will miró más lejos de las estrellas a
las que estaba mirando. "Solo ocasionalmente a cartas. Mi madre
desaprobaba cualquier otra cosa. A ella no le gustaba apostar. Y él no era uno
de esos locos que apostaban en cualquier cosa - cuando el sol se ponía ése día,
o lo que fuera que el vierjo Griffiths pudiera subir borracho a Mynydd
Mawr."
Jem no sabía qué era Mynydd Mawr y no preguntó. En su
lugar dijo, "Tu padre debía querer mucho a tu madre, dejar de ser Cazador
de Sombras para estar con ella."
Will hizo una mueca casi imperceptible, pero su tono
era sorprendentemente calmado cuando dijo, "Lo hizo. Le pregunté una vez
si se arrepentía, pero dijo que nunca lo hacía. Dijo que había miles de
Cazadores de Sombras, pero el gran amor viene solo una vez en la vida si uno es
afortunado, y uno sería tonto si lo dejara escapar."
"¿Y tu crees eso?" Jem habló con mucho
cuidado; hablar con Will sobre algo personal era como intentar no espantar a un
animal salvaje.
"Supongo que sí," dijo Will, después de una
pausa. "No es que importe para mí, pero -" Se encogió de hombros.
"Si es un gran amor, entonces vale la pena luchar por él."
"¿Qué pasa si es de alguna manera inmortal?
¿Prohibido?"
"¿Prohibido? Bueno, el amor de mi padre a mi
madre era prohibido, o al menos en contra de la Ley. O te refieres a si ella
está casada, ¿o es una vampiresa?"
"O una vampiresa casada."
"Bueno, sin embargo," Will dijo con una
sonrisa, "uno debería luchar. El amor lo conquista todo."
"Debería advertir a los maridos vampiros del
vecindario," dijo Jem secamente.
"¿Y tú, Carstairs? Has estado muy callado sobre
tu punto de vista."
Jem desenganchó los brazos de su bastón y suspiró.
"Tú sabes que yo creo que nacemos de nuevo," dijo en voz baja.
"Creo que si dos almas están destinadas a estar juntas, van a permanecer
juntos en el volante y estar juntos de nuevo en la vida después de ésta."
"¿Es una enseñanza oficial o algo que te has
inventado?" preguntó Will.
Jem se rió. "¿Importa?"
Will lo miró con curiosidad. "¿Crees que vamos a
estar juntos otra vez?" En el cambio en la expresión de Jem, agregó,
"Quiero decir, ¿Hay oportunidad para mí? ¿Para tener otra vida después de
ésta, una mejor?"
Así como Jem abrió su boca para hablar, un susurro
vino por debajo de sus pies. Justo cuando ambos miraron abajo, un tentáculo
tiró desde la superficie del río, se enroscó alrededor del tobillo de Jem, y lo
atrajo hacia la superficie del agua. Will se atornilló en sus pies con un
cuchillo en su mano; el agua seguía hirviendo dónde habían estado los
tentáculos de la criatura que golpeaba de manera salvaje, indicando que Jem
estaba recibiendo algunos buenos golpes. El corazón de Will golpeó, disparando
sangre y la llamada de la batalla le atravesó las venas.
"Diablos," dijo. "Justo cuando se
estaba poniendo interesante, también." Y saltó hacia el agua en detrás de
su amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario