CASSIE LEE UN FRAGMENTO DE PRINCESA MECÁNICA

Cassie lee un extracto de Princesa Mecánica en su tour por Reino Unido:

TRADUCCIÓN:


"¿Qué estás haciendo siguiéndome por las callejones de Londres pequeña idiota?" Will preguntó, dando una ligera sacudida al brazo de ella.

Los ojos de Cecily se estrecharon. "Esta mañana era cariño, ahora es idiota."

"Oh, estás usando una runa Glamour. Hay una cosa que declarar, no tienes miedo a nada cuando vives en el país. Pero esto es Londres."

"No tengo miedo de Londres," dijo Cecily desafiante.

Will se acercó, casi silbando en su oreja *y dice algo muy complicado en Galés*

Ella rió. "No, no te hará ningún bien decirme que me vaya a casa. Eres mi hermano, y quiero ir contigo."

Will parpadeó ante sus palabras.

Eres mi hermano, y quiero ir contigo.

Era el tipo de cosas que estaba acostumbrado a oír decir a Jem.

Aunque Cecily no es como Jem en ningún otro sentido imaginable, compartió una cualidad con él. La terquedad. Cuando Cecily dijo que quería algo, no expresaba un deseo despreocupado, sino una fuerte determinación.

"¿No te importa siquiera a dónde voy?" dijo él. "¿Qué pasa si me fuera al Infierno?"

"Siempre he querido ver el Infierno," dijo Cecily. "¿No es lo que queremos todos?"

"La mayoría de nosotros intentamos estar fuera de él todo el tiempo, Cecily. Me voy a un antro Ifrit, por si quieres saberlo, a comprar las drogas de los viles, criminales oscuros. Pueden ponerte los ojos encima, y decidir venderte."

"¿Y no los pararías?"

"Supongo que dependería en si me dieran una parte de las ganancias."

Ella sacudió la cabeza. "Jem es tu parabatai," dijo ella. "Es tu hermano, dado por la Clave, pero soy tu hermana de sangre. ¿Por qué harías algo para él, y solo quieres que me vaya a casa?"

"¿Cómo sabes que las drogas son para Jem?" dijo Will.

"No soy una idiota, Will."

"No, es una lástima. Jem - Jem es como la mejor parte de mi. No espero que lo entiendas. Se lo debo. Le debo esto."

"¿Entonces qué soy yo?" dijo Cecily.

Will exhaló, demasiado desesperado. "Tú eres mi debilidad."

"Y Tessa es tu corazón," dijo ella, sin enfado, sino pensativamente. "No me engañas. Como te dije, no soy idiota. Y más es la lástima por ti, aunque supongo que todos queremos cosas que no podemos tener."

"Oh," dijo Will, "¿y qué quieres tú?"

"Quiero que vuelvas a casa." Un mechón de pelo negro estaba pegado a su mejilla por la humedad, y Will luchó con las ganas de arrancarse la capa más cercana a su alrededor, hacerla sentir segura como hacía cuando era una niña.

"El Instituto es mi hogar," Will miró, y apoyó su cabeza contra la pared de piedra. "No puedo soportar estar discutiendo contigo toda la noche, Cecily. Si estás decidida a seguirme hasta el infierno, no puedo pararte."

"Finalmente," dijo ella aprobatoriamente. "Has encontrado el sentido. Sabía que lo harías, estamos emparentados."