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jueves, 13 de octubre de 2011

ESCENA MALEC

Hola gente os dejo aquí una escena de Malec en el primer libro cuando Magnus salva a Alec en Ciudad de Hueso, y también os dejo unas fotos.


Hijas del Ángel: Iratze 

MALEC

Parado en el hueco de la escalera del hogar de Magnus, Alec observó el nombre debajo del timbre de la pared. BANE. El nombre realmente no parecía encajar con Magnus, reflexionó, al menos no ahora que lo conocía. Si tu realmente pudieras decir que conoces a alguien cuando asistes a una de sus fiestas, una vez, y después ellos salvan tu vida pero no estás consciente para agradecerle. Pero el nombre de Magnus Bane le hizo pensar en una especie de figura imponente, con grandes hombros y una túnica morada formal de brujos, invocando al fuego y al relámpago. No a ese Magnus, qué era más bien una mezcla entre pantera y un elfo loco.

Alec respiró hondo y dejo salir el aire. Bueno, el había llegado tan lejos, que tal vez podría seguir adelante. En lo alto la bombilla descubierta colgando como sombras barridas, mientras el se apróximaba hacia delante y presionaba el timbre.
Un momento después una voz hizo eco a través del hueco de la escalera. "¿QUIÉN INVOCA AL ALTO BRUJO?"
"Er" dijo Alec. "Soy yo. Que diga, Alec. AlecLightwood"
Hubo una clase de silencio, como si incluso el mismo pasillo se hubiera sorprendido. Después un sonido metálico, y la segunda puerta se abrió, dejandolo fuera de la escalera. Se dirigió hacia las tambaleantes escaleras dentro de la oscuridad, las cuáles olían como a pizza y polvo. El descenso en el segundo piso era brillante, la puerta al otro extremo abierta. Magnus Bane estaba apoyado en la entrada.
Comparado con la primera vez que Alec lo vió, lucía bastante normal. Su cabello negro todavía estaba en picos, y lucía adormilado; su cara, incluso con esos ojos de gato, muy juvenil. Usaba una camiseta negra con las palabras UN MILLON DE DOLARES colocada a través del pecho en lentejuelas, y jeans que colgaban bajo en sus caderas, tan bajo que Alec apartó la mirada, mirando hacia sus propios zapatos. Los cuáles eran aburridos.
"Alexander Ligthwood" dijo Magnus. Tenía el leve rastro de un acento, uno en el que Alec no podía poner sus dedos en la pronunciación de las vocales. "¿A qué debo el placer?"
Alec miro detrás de Magnus- "Tienes- compañia?" 
Magnus cruzó sus brazos, lo que hizó lucir bien a sus bíceps, y se apoyo contra el lado de la puerta. ¿Porqué quieres saberlo?
"Esperaba poder tener una charla contigo."
"Hum" Los ojos de Magnus lo miraban de arriba a abajo. Ellos realmente brillaban en la oscuridad, como el de los gatos. "Bien, entonces." Se volteó abruptamente y desapareció dentro del departamento; después de un momento de sorpresa, Alec lo siguió.
El desván lucía diferente sin cientos de cuerpos mezclándose en el. Era - bueno, no común, pero la clase de espacio en el que alguien tal vez viviría. Como la mayoría de los desvanes, tenía un enorme habitación central divida en "cuartos" por un grupo de muebles. Había una colección de cuadros de sofás y mesas ubicadas a la derecha, hacia donde el cuál Magnus hizó un gesto a Alec. Alec se sentó sobre un sofá de terciopelo dorado con elegantes volutas de madera en los brazos.
"¿Te apetece un poco de té?" preguntó Magnus. El no estaba sentado en una silla, pero se había tendido sobre una otomana con mechones sus largas piernas estiradas frente a él.
Alec asintió. Se sentía incapaz de decir algo. Algo que fuera interesante o inteligente. Era siempre Jace el quién decia las cosas inteligentes e interesantes. El era el parabatai de Jace y esa era toda la gloria que necesitaba o quería: ser la estrella oscura de un supernova. Pero este era un lugar donde Jace no podia acompañarlo, algo con lo que Jace no podía ayudarlo. "Seguro."
Su mano derecha sintió calor de repente. Miró hacia abajo, y se dió cuenta de que sostenía una taza de papel encerado de Joe, el Arte del Café. Olía como a Chai. Saltó, y apenas escapó de derramerselo sobre sí mismo. "Por el ángel -"
"Me ENCANTA esa expresión" dijo Magnus. "Es tan original."
Alec lo miró. "¿Robaste este té?"
Magnus ignoró su pregunta. "Así que" dijo "¿Porqué estás aqui?"
Alec tomo un trago del té robado. "Quería agradecerte," dijo, cuando tomo algo de aire. "Por salvar mi vida."
Magnus se inclinó hacia atrás sobre sus manos. Su camiseta rodó sobre su estómago plano, y esta vez Alec no tenía hacia donde mirar. "Tu quieres agradecerme."
"Salvaste mi vida," dijo Alec, de nuevo. "Pero yo estaba delirando, y no creo que realmente te haya dado las gracias. Se que no tenías que hacerlo. Así que gracias."
Las cejas de Magnus desaparecieron en su linea de cabello. "De... nada?"
Alec colocó su té abajo. "Tal vez debería irme."
Magnus se levantó. "¿Después de haber llegado tan lejos? ¿Todo el camino hacia Brooklyn solo para agradecerme?" El estaba sonriendo. "Eso si que sería una perdida de esfuerzo." El se acercó y puso su mano sobre la mejilla de Alec, su pulgar acariciando su pómulo. Su toque se sentía como fuego, formando chispas a su apso. Alec se paralizó soprendido - sorprendido del gesto, y sorprendido del efecto que esta teniendo de él. Los ojos de Magnus se redujeron, y el retiró su mano. "Huh" se dijo a si mismo.
"¿Qué?" Alec repentinamente se preocupó sobre si había hecho algo mal. "¿Qué es?"
"Es tan sólo que..." Una sombra se movió detrás de magnus; con fluida agilidad, el Brujo miró alrededor y recogió del suelo a un pequeño y atigrado gato de color gris y blanco. El gato se enredó misteriosamente en su brazo y miraba a Alec con sospecha. Ahora dos pares de ojos dorado-verde lo observaban. "No era lo que esperaba"
"¿De un Cazador de Sombras?"
"De un Lightwood."
"No sabía que conocieras tan bien a mi familia."
"He conocido a tu familia desde hace cientos de años." Los ojos de Magnus buscaban su rostro. "Ahora tu hermana, ella es una Lightwood. Tu -"

"Ella dijo que yo te gustaba".

"¿Qué?"

"Izzy. Mi hermana. Me dijo que yo te gustaba. Te gustaba. Te gustaba."

"Me gustabas, ¿Me gustabas?" Magnus enterró su sonrisa en la piel del gato. "Perdona. ¿Tenemos doce años? Yo no recuerdo haber dicho nada a Isabelle..."

"Jace lo dijo también." Alec fue contundente; era la única manera que conocía como ser. "Que yo te gustaba. Que cuando él subió aquí arriba, tu pensabas que era yo y te decepcionaste al ver que era él. Eso nunca sucede."

"¿No sucede? Bueno, debería."

Alec se sobresaltó. "No - me refiero a Jace, él es.... Jace."

"Él trae problemas," dijo Magnus. "Pero tu no tienes malicia. Lo cuál en un Lightwood, es una adivinanza. Vosotros siempre habéis sido una familia trazada, como unos Borgia de renta baja. Pero no hay mentiras en tu cara. Tengo el sentimiento que todo lo que dices sincero."

Alec se inclinó hacia delante. "¿Quieres salir conmigo?"

Magnus parpadeó. "Ves, eso es a lo que me refiero. Sincero."

Alec mordió su labio y no dijo nada.

"¿Por qué quieres salir conmigo?" inquirió Magnus. Estaba frontando la cabeza de ChairmanMeow, sus dedos largos doblaban las orejas del gato hacia abajo. "No es que no sea altamente deseable, pero la manera en qué lo has pedido, parecía como si pidieras algún tipo de ajuste -"

"Lo hago," dijo Alec. "Y pensaba que yo te gustaba, y dirías que sí, y podría intentar - quiero decir, podríamos intentar -" Puso su cara entre las manos. "A lo mejor fue un error."

La voz de Magnus fue suave. "¿Sabe alguien que eres gay?"

Alec sacudió la cabeza; se encontró respirando un poco fuerte, como si hubiera corrido una carrera. Pero que podía hacer, ¿negarlo? ¿Cuando vino aquí a hacer exactamente lo contrario? "Clary," dijo, con voz ronca."Lo que fue... Fue un accidente. Y Izzy, pero ella nunca dirá nada."

"No a tus padres. ¿No a Jace?"

Alec pensó sobre Jace sabiéndolo, y alejó el pensamiento, fuerte y rápido. "No. No, y no quiero que ellos lo sepan, especialmente Jace."

"Pienso que podrías decirselo." Magnus frotó la barbilla de ChairmanMeow. "Se rompió en pedazos como un puzzlejigsaw cuando pensó que ibas a morir. Se preocupa -"

"Pienso que mejor no." Alec seguía respirando rápidamente. Se frotó las rodillas de sus vaqueros con sus puños. "Nunca he tenido una cita," dijo en voz baja. "Nunca he besado a nadie. Nunca. Izzy dijo que yo te gustaba y pense -"

"No soy indiferente. ¿Pero te gusto ? Porque este tema de ser gay no significa que debas arrojarte a cualquier tio y estará bien porque no sea una chica. Hay gente que te gusta y gente que no."

Alec pensó en su habitación en el Instituto, estando en un dolor delirante y veneno cuando Magnus entró. Apenas le había reconocido. Estaba casi seguro que había estado gritando por sus padres, por Jace, por Izzy, pero su voz solo podía salir en un susurro. Recordó las manos de Magnus sobre él, sus dedos frescos y suaves. Recordó el fuerte agarre que mantuvo en el pecho de Magnus, por horas y horas, incluso después que el dolor se fuera y sabía que estaría bien. Se recordó mirando la cara de Magnus en la luz del amanecer, el oro del amanecer brillando como oro en sus ojos, y pensando lo extrañamente precioso que era, con su mirada y gracia de gato."

"Sí," dijo Alec. "Me gustas."

Se encontró con la mirada de Magnus de frente. El brujo le estaba mirando con una especie de mezcla de curiosidad, afecto y asombro. "Es tan extraño," dijo Magnus. "Genérico. Tus ojos, ese color - "Se paró y sacudió la cabeza.

"Los Lightwood sabías que nunca tuvimos ojos azules?"

"Monstruos de ojos verdes," dijo Magnus, y sonrió. Depositó a ChairmanMeow en el sueño, y el gato se movió hacia Alec, y se frotó contra su pierna. "A Chairman le gustas."

"¿Es eso bueno?"

"Nunca salgo con alguien que no le guste a mi gato," dijo Magnus facilmente, y se levantó. "Así que digamos Viernes noche?".

Una gran ola de alivio llegó a Alec. "¿De verdad? ¿Quieres salir conmigo?"

Magnus sacudió su cabeza. "Tienes que parar de jugar al difícil de conseguir, Alexander. Hace las cosas difíciles." Sonrió. Tenía una sonrisa como la de Jace - no era como si ellos se parecieran, pero el tipo de sonrisa que ilumina todo su rostro. "Vamos, te acompaño fuera."

Alec se dirigió después de Magnus hacia la puerta principal, sintiendo como si el peso se hubiera ido de sus hombros, uno que ni él sabía que estaba llevando. Por supuesto que tendría que sacar una excusa sobre dónde iba a ir el Viernes noche, algo en lo que Jace no quisiera participar, algo que necesitara hacer solo. O podría pretender que estaba enfermo y escaparse. Estaba tan perdido en sus pensamientos que casi tropezó con la puerta principal, contra la que Magnus estaba apoyado, mirándolo con ojos entrecerrados como medias lunas. 

"¿Qué sucede? dijo Alec.

"¿Nunca has besado a nadie?" dijo Magnus. "¿Nadie en absoluto?"

"No," dijo Alec, esperando que eso no le descalificara por salir con él. "No un beso de verdad ."

"Ven aquí." Magnus lo tomo por los codos y lo acercó más. Por un momento Alec estaba totalmente desorientado por la sensación de estar tan cerca de otra persona, la clase de persona de la que él quería estar cerca tanto tiempo. Magnus era alto y delgado, pero no flaco. Su cuerpo era duro. Sus brazos ligeramente musculosos, pero fuertes. Era centímetros más alto que Alec, lo cual era raro, y se complementaban a la perfección. Los dedos de Magnus estaban debajo de su barbilla, llevando su cabeza ligeramente hacia arriba, y entonces se besaron. Alec escuchó un sonido saliendo de su propia garganta y luego sus bocas se fundieron con una urgencia descontrolada. Magnus, Alec pensó encantado, realmente sabía lo que hacía. Sus labios eran suaves, y superaba a Alec en experiencia, explorando su boca: una sinfonía de labios, dientes, lengua, cada momento despertando sensaciones que él ni sabía que tenía.
Encontró la cintura de Magnus con sus dedos, tocando su piel desnuda, la cual había estado evitando mirar hasta el momento, y deslizó su mano bajo la camiseta. Magnus se tensó por la sorpresa, pero luego se relajó. Dejó correr sus manos por los brazos de Alec, por su pecho, su cintura, encontrando las tiras del cinturón de Alec, estirando de ellas y acercándolo más. Su boca dejó la de Alec y Alec sintió la presión caliente de sus labios por la garganta, donde la piel era tan sensible que parecía estar conectada con los huesos de sus piernas, las cuales estaban apunto de desfallecer. Justo antes de caerse al suelo, Magnus lo soltó. Sus ojos brillaban y también lo hacía su boca.
"Ahora ya has sido besado," dijo, pasando por detrás de él y abriendo la puerta. "Nos vemos el Viernes?"
Alec aclaró su garganta. Se sentía mareado, pero también aliviado. La sangre corría por sus venas como un coche de formula uno, todos los colores parecían brillar. Mientras salía por la puerta, se giró y miró a Magnus, quién le miraba con gracia. Dio un paso adelante y estiró al brujo hacia él. Magnus cayó sobre él, y Alec le besó. Fuerte, rápido, confuso, sin practica, pero con todo lo que tenía dentro. Trajo a Magnus más cerca de él, su propia mano entre los dos, y sintió el corazón de Magnus dar un brinco en su pecho.

Dejó de besarle y se apartó.
"El Viernes." dijo, y dejó que Magnus se marchara. Se dio vuelta y se alejó por el pasillo, Magnus mirándole. El Brujo cruzó los brazos y se acomodó la camiseta donde Alec lo había agarrado, y sacudió la cabeza, sonriendo.
"Lightwoods," dijo Magnus. "Siempre tienen que tener la última palabra."
Cerró la puerta detrás de él, y Alec corrió bajando las escaleras de dos en dos, la sangre palpitando en 
sus oídos como si fuera música








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