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martes, 10 de abril de 2012

ESCENA ELIMINADA DE C.O.L.S





Cassie prometió un regalo por haber conseguido que #WeAreShadowhunters fuera 1er TT Mundial en Twitter. Aqui tenemos el regalo, eso si ... No saldra en el libro final ...

AVISO: Contiene SPOILERS de Ciudad de los Ángeles Caídos.
Clary estaba en la habitación de Jace cuando él y Sebastian volvieron a la casa. Había encontrado muy poco durante su búsqueda. No había nada en la habitación de Sebastian que pudiera considerarse interesante excepto algunos libros escritos en Latín, y su Latín no era suficiente para leerlos. Había páginas que parecían como si fueran convertidas de una antigua guía, ilustradas con bocetos negros y blancos, clavados en las paredes, pero no parecía haber una conexión entre ellos. En las chimeneas había trozos de ceniza que parecían como los restos de fotografías quemadas, pero se deshicieron cuando intentó cogerlos.

La habitación de Jace fue la siguiente, limpia como una patena, conteniendo casi nada de sus pertenencias. Había armas, pero ella no las reconoció, o a los libros de las estanterías tampoco. Su armario estaba lleno de ropa, pero al igual que la ropa en la habitación principal, eran en gran parte nuevas: debía de haberlas comprado en las últimas semanas o así, ya que los precios seguían colgados en muchas de ellas. No pensó que serían del estilo de Jace. Siempre había vestido simple - cosas que eran simples, colores sólidos, ropa que le quedaba bien pero que no llamaba la atención. Era lo suficientemente guapo y no importaba, había ella pensado siempre; se veía impresionante solo con unos vaqueros y una camiseta. Y tenía muchos de estos en su armario ahora, pero las camisetas tenían marcas de diseño, los abrigos y chaquetas eran Burberry y Hugo Boss y Dolce & Gabbana.

Como la ropa en el armario de Sebastian.

Como la ropa cara que Valentine había usado.

Ella cerró la puerta del armario y se sentó en la cama de Jace, diciéndose a sí misma que estaba siendo estúpida. Ropa de diseñador no era con lo que trabajar. Había otras cosas en la habitación que hablan del Jace que ella siempre había conocido - la limpieza, el preparar sus armas en el aparador en orden de tamaño, los libros en la mesita de noche. Siempre usaba una daga fina como punto de lectura; eso no había cambiado. La foto de ellos dos, pegada a la pared. Incluso el jabón de cítricos en su baño era el mismo que había usado siempre -

Oyó pasos en la escalera, voces. Sebastian subía: "¿Dónde está?"

Apenas tuvo tiempo de apagar la luz, meterse dentro de la cama y acurrucar su cabeza en la almohada cuando la puerta se abrió. Jace estaba de pie enmarcado por el resplandor del pasillo, Sebastian detrás de él. Se incorporó en el codo, parpadeando hacia ellos soñolienta a pesar de la carrera de su corazón. "¿Acabáis de llegar chicos?"

Jace le dio a Sebastian una mirada - una mirada que decía claramente: Te dije que estaría aquí. "¿No nos has oído subir las escaleras?"

Ella negó con la cabeza. "Lo siento, estaba cansada. Pienso que sigo exhausta de estar despierta hasta tarde la otra noche." Ella miró a Jace recatadamente. "Me sentía un poco sola, así que pensé que si me tumbada en tu cama..."

¿Sueno como si realmente lo quisiera decir? La cara de él se relajó, pero Sebastian la estaba mirando como si su mirada pudiera atravesarla como al cristal, y estuviera entretenido con lo que había visto.

Ella se sentó, sacudiendo su pelo hacia atrás, y alcanzó la lampara en la mesita de noche. "No -" empezó Jace, pero ella ya la había encendido.

Ella se quedó de piedra. Los dos chicos la miraron, Jace con preocupación y Sebastian con su usual extravagante borde de medio diversión. Sus ojos oscuros se encontraron con los de ella con un mensaje que siempre sostenía, el que ella intentaba no leer: Lo sabemos, tú y yo. Sabemos la verdad.

Pero nada de eso fue lo que la hizo quedarse de piedra. Era que ambos estaban salpicados de sangre - había una mancha en la mejilla de Jace, manchando sus mangas, y un poco de su camiseta, sus bordes oscuros y con sangre seca, aunque la piel debajo estaba sin marcar. Sebastian, por otro lado - Sebastian tenía sangre incluso en su pelo blanco-plata, y en su ropa, y en sus manos tan espesa que parecía que usaba guantes rojos. El brazalete plateado que usaba alrededor de su muñeca dónde su mano se había regenerado estaba manchado de rojo.

Clary escuchó su propia voz como si proviniera de lejos. "¿Qué ha pasado?"

"Nos hemos metido en pequeños problemas." dijo Sebastian. "Nada que no pudiéramos manejar." Inclinó su cabeza hacia un lado. "Estás más blanca que un fantasma, hermanita. No me digas que no lo has visto peor. Somos Cazadores de Sombras. Es lo que hacemos."

"Por supuesto," Clary habló mecánicamente. "Es solo que no querría que os hicierais daño."

"Entonces no tienes de qué preocuparte. La mayor parte de esto no es ni nuestra sangre."

Ella tragó saliva en su cuello seco. "¿Pues de quién es?"

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